sábado, 15 de mayo de 2010

LA PECERA de Ignacio Apolo

la pecera


Hemos presenciado la función de “La Pecera” del 25 de abril en La Ratonera Cultural, actualmente puede verse los domingos a las 20 en El Laberinto del Cíclope (mapa), hasta el 30 de mayo.


El texto dramático escrito por Ignacio Apolo (a quien tuvimos el placer de ver el año pasado en el Konex dirigiendo su “Rosa Mística”) en principio parece ser una historia simple.

En efecto, La Pecera nos muestra a dos adolescentes, estudiantes secundarios de una escuela religiosa, que se dedican a espiar a su profesora de matemáticas, “la Correa”, cuando concurre al baño y a través de un orificio en la pared. Pero lo que parece ser una mera travesura estudiantil va a ir trastocándose de a poco hacia un imprevisto desarrollo y desenlace.
A poco de empezar percibimos que lo que parecía ser simple no sólo deja de serlo sino que comienza a ser inquietante en la medida que transporta al espectador hacia zonas vinculadas a la sexualidad, la violencia, la perversión, el deseo...

En teatro hay un concepto al que denominamos “cuarta pared”. Un muro imaginario que separa al escenario del lugar donde se haya el espectador y que le permite a éste apreciar lo que acontece como a través de un cristal transparente. Los actores en el escenario se manejan como si del otro lado nada existiese y el espectador como un espía que acecha desde la oscuridad, que observa sin ser visto, silenciosamente, tratando de no ser descubierto y así acceder a revelaciones que pertenecen al mundo de otros.
Podríamos asimilar al espectador como quien observa a través del vidrio de una pecera.

Si relacionamos estos conceptos con la obra de Ignacio Apolo “La Pecera” en la que los personajes son espectadores de lo que acontece en el baño, podríamos aplicar la expresión francesa
"mise en abyme", literalmente “puesta en abismo”, toda vez que lo que ocurre en el escenario es un versión reducida de la “realidad teatral”. La obra de Apolo se ubica en el centro de una pecera mayor que nos incluye a todos, en la que no hay peces sino seres semejantes.
El límite imaginario o no, la cuarta pared, separa y a la vez conecta. Las sensaciones encontradas de realidad y de ilusión provocan el atractivo efecto de identificación por un lado y distanciamiento por el otro. Esto, que es común en el teatro en general, se hace más presente en esta obra toda vez que nos conecta con elementos de la infancia reprimidos o negados por la conciencia.
De esta manera, “La Pecera” se presenta ante nuestros ojos como una puesta en abismo que conecta nuestra mirada de espectador con el voyeurismo de los personajes que persiguen alcanzar un deleite a partir de la contemplación, en este caso, prohibida y moralmente reprochable.

La impecable dirección y puesta en escena de María del Carmen Pié permite que el texto de Apolo, de por sí cautivante, vaya introduciendo al espectador en temas complejos potenciándolo con la construcción de una atmósfera muy apropiada en la que se evidencia un eficaz trabajo con los actores en el desarrollo de la creatividad y el juego teatral.
Sin duda, no hay personaje fácil de representar toda vez que el cuerpo del actor, con las características propias de su interioridad, es el que lo materializa en un escenario. Más aún cuando se ponen en juego temas vinculados a la sexualidad y al deseo, que desde siempre han resultado complicados. En este caso los actores, Javier Schwarzberg (Pescado) y Diego Vegezzi (Leto), realizan un gran trabajo actoral logrando transitar con naturalidad situaciones y emociones de por sí difíciles de representar.
Todos los elementos de la puesta en escena se conjugan de tal manera que cada espectador va transitando por las emociones más diversas que depara esa adrenalina de espiar a un “otro” que siempre hace algo de lo que se ancla en nuestras fantasías.


Dramaturgia: Ignacio Apolo
Dirección: María del Carmen Pié
Actúan: Javier Matías Schwarzberg, Diego Vegezzi
Diseño de vestuario: Monica Cavallotti
Diseño de escenografía: Monica Cavallotti y María del Carmen Pié
Diseño de luces: José Luis Calvo
Realización de objetos: Juan Oviedo, Gonzalo Palavecino
Musicalización: María del Carmen Pié
Fotografía: Luciana De Falco
Asistencia de dirección y escenografía: Brenda Ruderman

Los Domingos a las 20:00 (Hasta el 30/05/2010)en el Laberinto del Cíclope, México 1718,Ciudad de Buenos Aires.

Web: http://www.lapecera-teatro.blogspot.com
Este espectáculo formó parte del evento: A escena por Chile (Festival solidario)

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