martes, 22 de septiembre de 2009

EL CONSUL en el Teatro Avenida

El Consul Tal como adelantáramos a principio de mes, The Consul el drama musical cuyo texto y música compuso Gian-Carlo Menotti, fué representada en el Teatro Avenida dentro de la temporada de ópera 2009 organizada por Buenos Aires Lírica.
Tuve el placer de presenciar la función del domingo 13 en la que el público de pié agradeció con sus aplausos la calidad de las interpretaciones. The consul
The Consul (El cónsul) fue estrenada en 1950, primero en el Shubert Theater de Filadelfia y luego en Nueva York, con gran repercusión y reconocimiento del público. En Argentina pudo verse en el Teatro Colón en 1953 con dirección musical de Alberto Erede y Rainaldo Zamboni, y puesta en escena de Armando Discépolo. Luego se repuso en 1954, 1958 y 1967 en idioma italiano y en 1999 en idioma inglés. En esta última puesta fue el propio Menotti quien, a sus 88 años, vino a la Argentina con su hijo para participar como régisseur. Ahora, hemos podido disfrutarla en el Teatro Avenida presentada por Buenos Aires Lírica en su temporada de ópera 2009. En esta oportunidad con la dirección musical de Javier Logiola Orbe y la régie a cargo de Fabian von Matt.

Los personajes son: John Sorel (barítono); Magda, su esposa (soprano); la madre de John (contralto); un agente de la policía secreta (barítono); la secretaria del consulado (mezzosoprano); Kofner (bajo); una mujer extranjera (soprano); Anna Gómez (soprano); Vera Boronel (mezzosoprano); El mago Nika Magadoff (tenor); Assan, amigo de Sorel (barítono).

Gian-Carlo Menotti fue el autor no solo de la música sino también de los textos dramáticos, por lo que recibió numerosos premios entre los que podemos destacar en los años 1940 y 1950 el Pulitzer y el de los críticos teatrales de Nueva York que son dos de los más importantes de los Estados Unidos. Vivió en ese país gran parte de su vida, de ahí que muchos piensen equivocadamente que es estadounidense, pero en realidad nació en Italia en 1911. Nos estamos refiriendo a un autor cuya música no puede denominarse de vanguardia sino más bien conservadora y que ha sabido conquistar al público de su tiempo y al de hoy por su lenguaje accesible y la elección de temas cercanos a las vivencias cotidianas del hombre común. Falleció el 1º de febrero de 2007 en Montecarlo y sin duda, ha sido uno de los operistas de mayor éxito y aceptación del siglo XX. El musicólogo Hugh Wiley Hitchcock opinó sobre Menotti “...combinó el sentido teatral típico de todo argumento popular con un vocabulario musical pucciniano y con un característico amor italiano por el lenguaje líquido más un interés definido por mostrar a sus personajes como seres humanos reales. El resultado fue una ópera más accesible que ninguna otra creada contemporáneamente”.

El cónsul es una obra inspirada en el caso real de una inmigrante polaca que llegó al suicidio, tras fracasar en sus denodados intentos por ingresar a los Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un desarrollo marcadamente kafkiano con ingredientes, lamentablemente de actualidad, como son la desigualdad, la injusticia y el desinterés por el drama ajeno, donde las personas pierden sus características humanas para transformarse en números o en legajos que duermen en burocráticas oficinas.
La obra se sitúa en algún lugar de Europa con escenas que se desarrollan en la casa humilde de los Sorel y en un consulado de una gran potencia, donde Magda buscará asilo para su marido John Sorel, luchador por la libertad y perseguido por la policía secreta.

Cuando el trabajo se realiza con excelencia el espectador disfruta del espectáculo. Este es el caso de la función que pudimos presenciar. La textura de símbolos ofrecida ante nuestra vista nos permitió reponer sentidos que nos guiaron cuadro tras cuadro, por el camino de tensión que propone la obra de Menotti.
Si bien no es el objetivo de la presente nota realizar un análisis detallado de la puesta, se pueden citar a modo de ejemplo muchos momentos en los que se evidencian decisiones acertadas de escenografía, vestuario e iluminación que potencian el desarrollo de la historia. Como en la primera escena en la casa de los Sorel, marcada por la evidente angustia que crea la persecución de John o la precariedad de la familia, donde el espectador puede apreciar en forma simultánea en ambos lados de la escena, cabinas iluminadas en las que pueden verse espías escuchando las conversaciones, tomando notas y revisando papeles. O cuando se apagan las luces de las cabinas y uno intuye que la policía secreta irá de requisa y momentos más tarde, cuando irrumpen en la casa y gran cantidad de lámparas descienden de lo alto dando la sensación que no habrá rincón que permanezca oculto a los ojos de los servicios secretos y el suspenso que crece acentuado eficazmente por la palabra y la música. Esta última por momentos se suspende y deja lugar sólo a la acción proponiendo tiempos distintos a los habituales en la ópera.

La orquestación ha sido pensada por Menotti con sobriedad (flauta, dos oboes, clarinete, fagot, dos cornos, dos trompetas, trombón, timbal, dos instrumentistas de percusión, arpa, piano y cuerdas reducidas), apartándose de alguna manera de lo que comúnmente se busca para el género.
Las intervenciones de los cantantes, individualmente o en conjunto, dan lugar a momentos de gran lucimiento, como por ejemplo en el cuadro segundo del acto II, cuando el mago Nika Magadoff, representado por el tenor Osvaldo Peroni, hipnotiza a los personajes y los hace danzar en la sede del consulado o en el emotivo cuadro primero del Acto I cuando John se despide de su esposa, de su madre y del bebé que duerme en la cuna, creándose un entrecruzamiento melodioso conmovedor de las voces de Carla Filipcic Holm (soprano), de Virginia Correa Dupuy (mezzosoprano) y de Hernán Iturralde (barítono). Todos los personajes de la obra se representan con convincentes composiciones actorales por parte de los cantantes, quienes aún en los pasajes donde no se canta, logran sostener los niveles de tensión creados.
Destacamos especialmente las excelentes participaciones de Carla Filipcic Holm (soprano) en el papel de Magda Sorel y de Elisabeth Canis (mezzosoprano) en el rol de “La Secretaria”, quien ya nos deleitara con su voz en el concierto del ciclo Pilar Golf 2009 que informáramos días atrás en Leedor.

Esta nueva presentación de Buenos Aires Lírica en el Teatro Avenida, culminó con el aplauso cerrado del público como merecido reconocimiento al destacado trabajo de organizadores, técnicos y artistas.


Función del domingo 13 de setiembre de 2009
The Consul
Drama musical en tres actos con libreto y música de Gian-Carlo Menotti.
Dirección musical: Javier Logioia Orbe
Régie: Fabian von Matt
Diseño de escenografía: Daniela Taiana
Diseño de vestuario: Stella Maris Müller
Diseño de iluminación: Alejandro Le Roux
Reparto:
Magda Sorel: Carla Filipcic Holm
John Sorel: Hernán Iturralde
La Madre: Virginia Correa Dupuy
La Secretaria: Elizabeth Canis
El Agente de la Policía Secreta: Leonardo Estévez
El Mago (Nika Magadoff): Osvaldo Peroni
Mr. Kofner: Walter Schwarz
Mujer Extranjera: Andrea Nazarre
Anna Gómez: Gabriela Ceaglio
Vera Boronet: Vanina Guilledo
Assan: Mariano Fernández Bustinza

Voz de la grabación: Mabel Mercer
Actores: Soledad Algañaraz Raiden
Paola Bordón
Martín Palladino
Rubén Santti
Funciones realizadas el 11, 13, 15 y 19 de setiembre de 2009.

La presente nota fué realizada por Carlos Folias para LEEDOR-sitio de cultura, y publicada el 20 de setiembre de 2009.

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